Este pequeño post se publicó en La Gaceta del Vino hace 10 días, no he querido cambiarlo ni dejar de publicarlo en el blog. Desgraciadamente he tenido que cambiar el título y añadir un final que nunca hubiera deseado.
Para que no nos pille el toro nos hemos metido en el burladero y ahora no podemos salir. Habrá ver cómo nos las apañamos para poder seguir con nuestra vida mientras el Miura sigue engallado en el centro del ruedo (nuestra vida).
No son tiempos para frivolizar, tampoco para cortarse las venas, pero para muchos el vino es nuestro medio de vida, nuestro mundo, nuestra pasión; para muchos más es una afición, un gozo, una manera de alegrar su vida, de compartir, de socializar. El puñetero Miura mira a izquierda derecha hacia cualquier cosa que se mueva mientras escarba en la arena, amenaza con arrancarse de manera violenta… Así que todos quietos.
El consumo “social” lo tenemos mal, en bares, pubs, terrazas está vetado. Ahora nos acordamos de ese camarero atento, del dueño del bar de toda la vida que te pide opinión sobre un vino que acaba de llegarle…Las charlas con los amigos mientras tomas relajadamente, o animadamente, unos vinos y unos pinchos hablando de la divino, lo humano, fútbol, gobierno…
A veces nos han parecido unos pesados o unos plastas, nos hemos quejado de que la copa no era fina, de que tardan en atendernos estando atestados y ahora estamos esperando a que el Miura salga arrastrado por las mulillas para lanzarnos a los bares. Si es que mantienen el puesto de trabajo o el garito abierto.
Una semana llevo sin pisar ninguno y se me está haciendo eterna.
Pero no, no voy a ir derecho al bar. Tengo que ir a mi pueblo a estar una familia desgarrada por el fallecimiento del padre y marido. Uno de mis mejores amigos ha sido corneado por el Miura. Me llamó desde el hospital el pasado jueves, lo que hablamos se queda para mí, la madrugada del sábado falleció. Es difícil asumir que ya no pisaré con él esos bares que fueron plaza de tantos buenos ratos desde nuestra infancia. No volverán a ser los mismos.
Desde entonces estoy tratando de aguantar todo mi dolor y mi rabia.
¡NO HAY DERECHO! Santos ¡NO HAY DERECHO!