Éramos pocos… y llegaron los «clean wine»

En una bebida como el vino que siempre ha estado en los hogares y tascas más humildes, así como en palacios y hoteles de lujo, es necesario posicionarse, diferenciarse y, cada vez más, comunicar de manera que llegue al cliente.

Tradicionalmente, zona de producción, variedad y marca bastaban para catalogar un vino. El desarrollo comercial, el aumento del comercio internacional y la aparición de nuevos consumidores y su deseo de saber más han ido ampliando el espectro de calificativo para los vinos, en función de la manera de cultivo y/o elaboración, sin contar con la necesidad de que esos calificativos sean elegidos por responsables de marketing y comunicadores.

Así aparecieron los “vinos de autor”, como si los demás fueran expósitos, para diferenciar pequeñas producciones de producciones masivas; vinos ecológicos/orgánicos, biodinámicos, criados sobre lías, sin SO2, naturales, veganos…

La última aparición son los “vinos limpios” (clean Wines), inventados por la famosa actriz Cameron Diaz y su socia Katherine Powers para ganar dinero con la mejor de sus intenciones, supongo. Según informan en su web, Avaline, producen dos vinos, blanco y rosado, con uvas de cultivo ecológico (muy bien), sin productos añadidos “innecesarios” (como si los enólogos los añadieran para aumentar costes y fastidiar a la empresa) y vegano (o sea que usan bentonita en lugar de ictiocola o clara de huevo). Usan bitartrato potásico, proteínas vegetales, filtran.

¿En qué se diferencian de otros vinos? Pues en mucha imagen, mucho Instagram y 24$ la botella. Eso sí tienen la decencia de contarte origen, variedades y algún dato útil para el consumidor (calorías; 62ppm de SO2). Estoy seguro de que en EE. UU. se beben vinos con ese perfil de manera habitual y bastante más baratos.

Después han llegado Courtney Dunlop y Elle Feldman, procedentes del mundo de la cosmética, con Good Clean Wine y ya se han pasado de la raya despotricando contra la industria de la manera más burda, sin tener ni idea de qué va; pero, eso sí, con todo el poder del marketing más brutal. Sólo hay que echar un vistazo a este artículo de Forbes para ver sus insinuaciones. Si visitas su web, nada de información sobre cultivo, pesticidas, terroir, vinificación, clarificación, sulfitos. Son vinos hechos en Europa con pocos o ningún aditivo, “probado por nosotras”, intervención mínima, pequeños lotes… ¡Olé por su transparencia! Eso no aporta nada sobre la calidad del producto, su seguridad alimentaria y su respeto por el medio ambiente.

Muchas veces, desde dentro, hemos criticado a una industria por cerrada, anquilosada, tradicional y conservadora en exceso. Pero de ahí a acusar de engañar y tratar de envenenar (ver sus acusaciones sobre la resaca) a los consumidores media un abismo.

Para terminar, dos cuestiones: no es ético usar la salud pública para vender más, en este medio se ha denunciado en el pasado confinamiento. Es una trampa muy burda y manida recurrir a las llamadas en semiótica “oposiciones binarias”. Mi vino es limpio, los demás son sucios. Mi vino es natural, los demás son artificiales. Y así podríamos seguir.

Admirado Orwell, con 1984 sólo te confundiste en la fecha.

Acerca de Javier Escobar de la Torre

De origen toledano, Madridejos 1960, me nacieron al lado de la modesta bodega de mi abuelo Isidoro, tras una noche de "monda" de rosa del azafrán. Estudié Químicas en la Complutense especializándome en Química Industrial. Tenía claro que la ciencia sin un fin práctico no me interesaba. Entré cómo "colaborador voluntario" en "El Encín". Era la época de transferencia del INIA a la Comunidad de Madrid y estaban montando, dirigido por Mariano Cabellos, un laboratorio de vinos. Me becaron el Curso Internacional de Viticultura y Enología que dirigía D. Luis Hidalgo y para saber más está LinkedIn http://es.linkedin.com/in/javierescobardelatorre. Desde siempre he estado ligado personal y profesionalmente al sector vitivinícola y ahora, en tiempos duros, estoy intentando ayudar a empresas del sector a ponerse al día.
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3 respuestas a Éramos pocos… y llegaron los «clean wine»

  1. balbuceosvitivinicolas dijo:

    Acertada y sesuda reflexión, como acostumbras a parir. ¿Lo publicaste hace poco en algún otro sitio? Un saludo

  2. Pingback: Muchas preguntas, y alguna respuesta, sobre el consumo de vino | Gestión Enológica

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